¿Cuántas veces hemos sido testigos o protagonistas de un desacuerdo? A menudo, la solución radica en un diálogo comprensivo o en la resignación, permitiéndonos seguir adelante. Al trasladar esta situación al ámbito de las empresas familiares, la dinámica se convierte en algo más complejo.
Ante conflictos entre individuos, suele buscarse una resolución justa y conforme a derecho, identificando un equilibrio en el que ambas partes cedan en algunos puntos para lograr un acuerdo provechoso. Sin embargo, en torno a las familias empresarias, el contexto adquiere una delicadeza particular debido a las relaciones emocionales.